domingo, 19 de junio de 2011

PROYECTO DE IS GENERAL


Con la inclusión del servicio de Terapia ocupacional se busca ayudar a los pacientes a desarrollar sus habilidades en situaciones de la vida cotidiana para alcanzar un optimo nivel de desempeño funcional.
En el caso de patologías tales como los problemas del desarrollo, los trastornos emocionales severos y el TGD,  la meta es maximizar el potencial del niño/a con quien se trabaja.
Es imprescindible la colaboración de con maestros, familiares y otros terapeutas a fin de asegurar la integración de lo que es modulado desde Terapia Ocupacional, según las necesidades reales del niño inmerso en su contexto familiar y educativo.
No es menester aplicar una metodología a ciegas, la propuesta es ver el ambiente en el cual el niño se mueve y según los requerimientos del mismo aportarle herramientas a fin de disminuir y/o erradicar conductas problemáticas nocivas para si o para terceros.
De que nos sirve modular la hipersensibilidad sonora de un niño cuando el mayor desafío para los padres es poder manejar la defensa táctil que puede sucederse en un simple viaje en colectivo?
Es por esto que cada niño/a será observado y evaluado y se realizarán entrevistas periódicas con los padres o familiares cercanos a fin de conocer las reales problemáticas y requerimientos de esa persona en particular.
¿Qué es Integración Sensorial?
Integración Sensorial es el proceso neurológico que organiza la información que recibimos de nuestro cuerpo y del medio ambiente para su uso en la vida diaria (Krnowitz, 1998).
Este proceso nos ayuda a entender el mundo de los objetos y las personas interactuando efectivamente con ellos y evita situaciones dolorosas, desagradables o estresantes. (Myles etal, 2000).
Muchos niños padecen en mayor o menor medida un déficit del procesamiento sensorial, cosa que los frustra y enoja; Kanner (1943) lo describió como una falta de respuesta a la información del ambiente.
El niño “exhibe una conciencia incrementada de la sensación acoplada a la suspensión sensorial". Esto hace que no pueda expresar ordenadamente y proporcionalmente sus emociones o sensaciones que les desagradan; es por ellos que el poder ayudarlos a procesar la información recibida desde el afuera, los modula, organiza y contiene emocionalmente.
Los déficit sensoriales en estos niños muestran una elevada dificultad para manejar los múltiples estímulos en el ambiente y no una desventaja con un sistema individual sensorial en particular, aunque generalmente alguno está más afectado que otros y es la punta del ovillo para iniciar el trabajo.
Tratamiento de Integración Sensorial.
El objetivo del tratamiento es facilitar la respuesta adaptativa física y emocional apropiada a fin de brindarles herramientas para mejorar el procesamiento del sistema nervioso central, aspirando a obtener mayores conductas adaptativas que le faciliten al individuo responder exitosamente a alguna demanda del ambiente o aprender algo nuevo (Ayres 1972,1979)
Como toda actividad, requiere de un compromiso activo, es autodirigida, tiene propósito o sentido, es autoreforzada y evolutivamente y socialmente apropiada para el individuo.
Característica de los procedimientos en Integración Sensorial.
Además de los cinco sentidos conocidos por todos, (visión, olfato, audición, gusto y tacto); la Integración Sensorial menciona otros dos sentidos por el cual el sistema nervioso central recibe información el ambiente (INPUT), el sistema vestibular y el propioceptivo. Ambos muy importantes a la hora de promover el procesamiento y la organización de las sensaciones.
La modulación vestibular aporta la tranquilidad que estos niños necesitan y la respuesta a situaciones de peligro ya que el poner las manos ante un tropiezo nos facilita minimizar golpes o lastimaduras y en esto interviene el sistema vestibular a nivel de oído y cerebelo.
El sistema propioceptivo nos brinda información de nuestras articulaciones y la relación de las partes de nuestro cuerpo entre si y con el medio; por lo cual es tan importante debido a que la contención corporal, el contacto con superficies, la descarga de peso, hacen que el niño paulatinamente reconozca su piel, su cuerpo, el esquema corporal, la presencia del otro… minimizando el dolor emocional que implica no poder reconocer su propio cuerpo, su propio YO y diferenciarlo del cuerpo y del OTRO.
 La dieta sensorial
Permite al niño muchas oportunidades para recibir estímulos (inputs) sensoriales beneficiosos para él, en intervalos frecuentes. Poder saborear alimentos con diferentes texturas y olores le enseña a rechazar o aceptar otros estímulos. No nos olvidemos que a veces podemos rechazar un sonido, alimento, vestimenta, etc. Simplemente porque la relacionamos con algún episodio de nuestra vida y no por el estímulo en si.
Brindar al niño diversos estímulos orientaran a que el pueda expresar su disgusto señalando un objeto en un primer momento hasta logra ponerlo en palabras. De este modo se minimizan autoagresiones o agresiones a terceros.
 Chaleco con peso.
Fuente importante de input propioceptivo, este además de brindar contención y resistencia, contribuye a la organización de sus sensaciones internas (autorregulación) y tener más feedback desde su cuerpo y articulaciones para así mejorar su planeamiento motor.
Un simple buzo o chalequito confeccionado con telas agradables para el niño permiten que sea una prenda más de su vestuario que favorece al bienestar general.

Se proponen las siguientes posibles actividades, las cuales serán seleccionadas según las reales necesidades del niño y su entorno.

1-      Rellenar  un recipiente grande con diferentes elementos: Arroz, porotos, arena, etc y poner juguetes en el interior que sean del interés de la  niña o niño: autos, muñequitos, etc. con el objetivo que él los busque a través del tacto.
2-      Utilizar temperas de diferentes colores y poner papel en el suelo, para que pinte con los dedos.
3-       Jugar al tren de sensaciones: se vendan los ojos del niño y se somete a un baño de sensaciones: olores, ruidos y sabores. El niño deberá ir identificando de qué se trata cada uno .y expresar que siente con cada estímulo.
4-       Someter al niño a diferentes texturas en el suelo: arena, pasto, cemento, baldosa, alfombra, y hacer que camine a pie descalzo. Luego, que camine con sus cuatro extremidades (a cuatro patas)
5-      Que el niño juegue con palanganas con espumas, burbujas, barro, masa líquida, masa seca, masa tibia y masa fría.
6-      Con plastilina esconder elementos pequeños como bolitas, lápices, etc. para que el menor los busque.
7-      Rozarlo paulatinamente con telas de diferentes texturas: toalla, tela lisa,  etc.
8-      Pintar la cara del niño con forma de algún animal. Luego realizar la imitación del animal tanto en sonido, como en gestos.
9-      Trabajar en hamaca, rolo, colchoneta estimulando el sistema propioceptivo.
10-  Trabajar en diferentes posiciones sobre una patineta, escalera, pelota grande de Bobath.
11-  Realizar túneles de diferentes tamaños para que el menor logre pasar por ellos.
12-  Forrarlo en una  tira larga (puede utilizarse papel). Envolverlo completamente. Luego ir desenrollándolo progresivamente.
13-  Trasladar peso de un lugar a otro.


 Sistema Táctil


Si el niño rechaza texturas ásperas:
Ø   Tocar al niño con texturas suaves, por ejemplo con una brocha de maquillaje, toallitas de papel tissue, algodón y esponja, en piernas y brazos, que son partes de menor sensibilidad.
Ø   Posteriormente tocar con el mismo tipo de objetos en partes corporales más sensibles, como manos, pies, abdomen, cuello y, finalmente, cara (la que se tocará desde sus porciones más  laterales (frente, mentón, mejillas) a las más mediales (nariz, labios).
Ø   Progresivamente cambiar las texturas a otras de mayor aspereza: cepillo de cerdas finas, de cerdas más gruesas, toalla,  ropa de lana gruesa, guante de cáñamo,  etc.

(Se comenzarán por las zonas del  cuerpo en que el niño muestre mejor tolerancia al estímulo, para incorporar paulatinamente las zonas en que manifiesta mayor rechazo).

Si el niño rechaza temperaturas frías:

Ø   Mojar al niño con un algodón o una esponja empapada en agua temperada, tocando su cuerpo desde las zonas  de menor sensibilidad a las más  sensibles.
Ø   Disminuir progresivamente la temperatura del agua (dentro de límites razonables).
Ø   Lavar las manos del niño con agua temperada, disminuyendo progresivamente la temperatura.

Si el niño rechaza la presión:

Ø     Tocar al niño con objetos de textura suave, como los mencionados anteriormente.
Ø     Aumentar progresivamente la presión del contacto.
Ø     Jugar con el niño a esconderse bajo sábanas y cortinas livianas.
Ø     Jugar con el niño a esconderse bajo géneros de mayor grosor, como cortinas gruesas, cubrecamas, frazadas.
Ø     Lanzar al niño  almohadones livianos.
Ø     Hacer cosquillas al niño, primero muy suaves, posteriormente un poco mas intensas.
Ø     Jugar a luchar con el niño, primero sobre una superficie blanda y luego bajo colchonetas.
Ø    Realizar juegos que exijan contacto físico de cierta intensidad, como rondas que  se estrechen cada vez más hasta terminar en un fuerte abrazo.


Sistema Vestibular y Sistema Propioceptivo

Actividades de propioceptividad:

Ø      Con una mano tomar al niño por la nuca y con la otra por los muslos, de modo que el niño  se pliegue sobre  sí mismo en posición fetal.
Ø      Colocar al niño acostado boca abajo, tomar sus piernas y estirarlas.
Ø      Jugar a que somos chanchitos de tierra”, primero nos acurrucamos  y luego nos estiramos.
Ø      En posición acostado, pedir al niño que de vueltas sobre sí mismo. Si no puede realizar la actividad se le ayuda mediante instigación física hasta que logre hacerlo solo.
Ø      Colocamos juguetes fuera del alcance del niño y le pedimos que los busque  arrastrándose, primero boca abajo, luego boca arriba y finalmente apoyado sobre sus costados.

Si el niño rechaza movimientos giratorios o de balanceo:

Ø      Tomar al niño en brazos y mecerlo suavemente. El niño está acostado mirando al adulto.
Ø      Realizar la actividad anterior, alejando paulatinamente al niño del cuerpo del adulto.
Ø      Realizar la actividad anterior, colocando al niño boca abajo.
Ø      Tomar al niño del tronco, a nivel de las axilas, y girar con él.
Ø      En la hamaca mecer al niño. Primero suavemente y luego un poco más fuerte.
Ø      En posición de pie, dar vueltas sobre sí mismo.

 Actividades en altura:

Ø      Subir al niño sobre una silla, por algunos instantes. Si el niño muestra temor acercarlo al cuerpo del adulto, del que se alejará paulatinamente.
Ø      Subir al niño sobre una mesa, considerando los mismos aspectos que en la actividad anterior.
Ø      Pedirle al niño que camine sobre la mesa, se agache, se pare en un pie, salte, lance y tome  una pelota, etc. si es necesario, se le brinda apoyo físico, le que se irá quitando progresivamente.
Ø     Sobre la mesa, desequilibrar al niño a través de movimientos corporales que irán de más suaves a más fuertes.

 Sistema Auditivo

Si el niño rechaza estímulos de altas intensidades:

Ø      Presentar estímulos auditivos a la intensidad que él tolera.
Ø      Aumentar gradualmente la intensidad del estímulo auditivo, lo  que puede realizarse dentro de otra actividad.


Sistema Olfativo

Si el niño rechaza determinados olores (lo que se puede expresar en rechazo a determinados alimentos o personas):

Ø      Ofrecer aromas que el niño acepte sin dificultad. Ya sea untando algodón  con determinadas esencias, ofreciéndole bolsas con alimentos, flores, esencias, etc., que tengan olor o bien presentándole el objeto con olor.
Ø      Presentar otros aromas que sean similares a los de su agrado (por ejemplo, que sean  dulces, ácidos,  suaves, fuertes, etc.). Presentarlos por un breve periodo de tiempo, acercándolos paulatinamente.
Ø      Darle a oler aromas con algunas características de los que le agradan y con otras de los que rechaza.
Ø      Presentar aromas que se asemejen más a los que rechaza (según las características mencionadas), presentándolos a  la mayor distancia posible en que logre percibirlos hasta llegar a la distancia más próxima que sea posible, sin irritar su mucosa nasal.
 Sistema Gustativo

Si el niño rechaza determinados alimentos:

Ø      Ofrecer alimentos que el niño acepte sin dificultad.
Ø      Presentar otros alimentos que sean similares a los de su agrado (por ejemplo, que sean  dulces, ácidos, salados, amargos, ásperos, suaves, etc.).  Dárselos en pequeñas cantidades y por un corto periodo de presentación.
Ø      Darle a probar alimentos con algunas características de los que le agradan y con otras de los que rechaza.
Ø      Presentar alimentos que se asemejen más a los que rechaza (según las características mencionadas), presentándolos en pequeñas cantidades  hasta lograr que acepte cantidades mayores.