domingo, 1 de febrero de 2015

La particular forma de abordaje del psicoanálisis a los fenómenos de Violencia



El tema de la violencia que tanto preocupa y ocupa a la población en general, a los medios, a los gobiernos, es abordado por el psicoanálisis.
La perspectiva que ofrece el psicoanálisis para el entendimiento de los fenómenos de la violencia, supera, en primer lugar, al catálogo con el cual el discurso de la época dispersa sus efectos, según el ámbito en el cual aparece: violencia doméstica, violencia de género, violencia en el futbol, violencia escolar…


La perspectiva psicoanalítica toma cada fenómeno de violencia y lo interroga en su singularidad. Se aparta de aquellas explicaciones universales y psicologizantes, que por ser preconcebidas no llegan a iluminar los verdaderos resortes del problema y pueden dar respuestas bien intencionadas pero impotentes frente a la complejidad del fenómeno.
Al respecto, el psicoanálisis toma dos perspectivas de abordaje: uno avanza en la formalización de las características de la época, se trata de lo que se conoce como el determinismo social, que siempre habrá de tenerse en cuenta. Para este nivel, el psicoanálisis cuenta con el concepto de discurso, un instrumento preciso y valioso en la orientación lacaniana. La forma que adopta el discurso de la época incide sobre las significaciones que determinan al sujeto, y por esta vía condiciona un modo transindividual del goce. Para decirlo en un lenguaje simple, el sujeto está determinado por el discurso tanto en la forma y contenido de sus dichos como en la forma que puede adoptar su satisfacción.


No obstante, desde la segunda perspectiva que anunciábamos, la experiencia de un análisis hace valer suficientemente que no por corresponderse al discurso de la época estas formas son homogéneas para todos; menos aún la relación de cada sujeto a su causa; por el contrario, cada sujeto se articula -y desarticula- a él de una manera absolutamente singular.


Los fenómenos de violencia, especialmente, se encuentran en los bordes del discurso, en los desencadenamientos y desarticulaciones del mismo.
La violencia, nos dice Lacan, es exactamente lo contrario a la palabra, es o la violencia o la palabra. En su ejercicio, es la manifestación de aquello que no accede a la estructura de la palabra. Y es por esa falla que podemos precisar las coordenadas de cada desarticulación o desencadenamiento.
El discurso psicoanalítico es una práctica centrada en el uso de la palabra, y ya por el simple hecho de que el dispositivo se ponga en marcha los llamados fenómenos de violencia encuentran un acotamiento y la oportunidad de un posible tratamiento.

Texto de Graciela Ruiz

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